Cuerpos libres de corazas
- Javier Muro
- Dec 3, 2014
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Cuando reprimimos sistemáticamente las emociones, el cuerpo se inhibe en forma de bloqueos musculares y rigidez de movimientos.
Devolver la flexibilidad corporal nos permite liberar también las emociones.
El cuerpo humano, como el de todos los mamíferos, es un cuerpo creado para la expresión y para la satisfacción de nuestras necesidades vitales, de acuerdo con ese principio general, el organismo humano básicamente alterna dos estados, que son el de tensión y el de relajación. El de tensión es el que nos permite ir hacia lo que puede satisfacer nuestra necesidad y el de relajación es el que se produce en el momento en que nuestra necesidad queda satisfecha.
Simplificando, podemos decir que, si tengo sed, mi organismo se enfocará a saciarla. Yo sé que tengo sed porque lo noto a través del cuerpo y porque éste se moviliza para conseguir saciarla, pasando por un estado de tensión o energización. Una vez que he cubierto mi necesidad, en este caso de colmar mi sed, mi organismo se relaja y estoy disponible para ocuparme de otros asuntos.
Lo mismo pasa a nivel emocional: si necesito contacto afectivo, me organizo en busca de esa muestra de afecto que me satisfaga, ya sea a través de un abrazo dado o recibido, o de otra acción similar.
Entraré en un estado de tensión que me hará moverme hacia el otro para entrar en contacto con él –siempre a través del cuerpo y satisfacer esa necesidad. ENERGIA INHIBIDORA.
A mí me gusta ver a mis clientes como personas que tienen todo el potencial necesario para satisfacer sus necesidades afectivas y así se lo explico. Con mucha frecuencia, lo que aparece en ellos es una mirada de incredulidad ya que se sienten bloqueados. En muchas ocasiones, creen que su dificultad es su forma de ser. Algo imposible de cambiar.
En todo caso, la vivencia es que su cuerpo, o parte de él, tiene una especie de coraza que les impide el contacto emocional o les aísla de los demás. No es la sana vivencia del cuerpo como parte de sí mismos.
Todo esto se manifiesta en forma de tensiones o bloqueos. Zonas del cuerpo quedan sensorialmente inhibidas para la percepción de algunas emociones y, por lo tanto, para su expresión muscular, es decir, para producir determinados gestos y acciones.
Esto se produce porque parte de la energía que se utilizaría para satisfacer la necesidad emocional se usa para inhibir la acción.
Imaginemos que conducimos un coche y que apretamos simultáneamente freno y acelerador. Quizás el vehículo avance un poco, pero a costa de una gran tensión. Pues con las personas pasa algo similar.
EL CUERPO COMO ESPEJO
Voy a poner un ejemplo que por lo frecuente puede ser fácilmente reconocible. A veces acuden a terapia personas con el pecho muy hundido y los hombros adelantados, dejando caer los brazos hacia delante, descargados y con poco movimiento. Suelen ser personas con una gran necesidad de contacto emocional afectivo, que relatan situaciones de abandono y de dificultad para establecer relaciones profundas.
Han vivido mucha necesidad pero, al conectar con ésta, invierten muscularmente su energía con la finalidad de protegerse de un posible rechazo.
Eso les lleva a sentir más necesidad y miedo, y a invertir más energía en la contención muscular.Poco a poco y con el transcurrir del tiempo, la tensión va dando lugar a una insensibilización de la zona de brazos, hombros y pecho ante los estímulos afectivos.
Se produce un gradual hundimiento y endurecimiento de la zona del pecho, perdiendo flexibilidad y reduciendo la amplitud respiratoria, nos encontramos entonces ante una persona necesitada pero desconectada de su necesidad y con un correlato emocional que va, según el momento, de la tristeza hasta la rabia contenida, que se disimula tras una ironía desconfiada.
MOVILIZAR LAS ZONAS BLOQUEADAS
Lo que coloquialmente llamamos bloqueos o corazas son los lugares del cuerpo donde la energía queda frenada al invertir su función expresiva para convertirse en inhibidora.
Son las zonas del cuerpo en las que la energía física de los impulsos que tiende a su satisfacción y expresión, es contenida por una energía de la misma intensidad y naturaleza pero con la función contraria .
Todo esto abarca grupos musculares que, con una función emocional similar, se estructuran en segmentos corporales dispuestos a lo largo del cuerpo. La desconexión de lo que la persona necesita ya sea recibir afecto o poder expresar rabia cuando algo le molesta o lastima es producto de dejar de sentir la emoción en sí. En el cuerpo se experimenta o una falta de tono o una excesiva rigidez. Desde la terapia corporal, empezamos a movilizar las zonas acorazadas o bloqueadas sabiendo que, al energizarse, van a aflorar a la conciencia emociones profundas y la necesidad de canalizar su expresión.
Retomando el ejemplo anterior, es fácil que, al movilizar los brazos y los hombros de esa persona con el pecho hundido, se conecte con el dolor de la tristeza y el desamparo, pero también es previsible que, poco después, se conecte con el enfado por las veces que se ha visto invadida por los demás al no haber puesto límites en sus interacciones. Y así, expresa diferentes emociones implicadas en la misma zona corporal.
VIVIR LAS EMOCIONES.
Algunas actitudes pueden ser muy útiles para prevenir que se formen nuevas corazas que constriñan nuestra movilidad y nuestras emociones, aquí te propongo dos para que experimentes.
1 - si estás emocionado, no reprimas ni contengas la manifestación de lo que sientes a través del cuerpo. Si lo haces, vas a cortar la emoción y, si la represión es frecuente, inhibirás la experiencia de la emoción.
2- no rechaces situaciones que puedan suponer una sensación desagradable.
BUENA SUERTE CON EL EXPERIMENTO.

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